Posteado por: comunidaddelaesperanza | 27 marzo, 2012

ECOS PARA DESPERTAR (Pedro Zabala)

 

                                              ECOS PARA DESPERTAR

                                                                               Pedro Zabala

 Pude asistir al XX Foro Religioso de Vitoria, celebrado los días 23, 24 y 25 de Marzo, bajo el título BIDEA EGINEZ-HACIENDO CAMINO. Se lo tengo que agradecer  a Julio Ruiz que, gentilmente, me llevó y trajo en su coche. Coincidí con otros riojanos: Teodoro, Puri, Pilar. Las atenciones del equipo organizador fueron constantes, desbordándose este año, mimándome por mi pata mala. De las ponencias que pude escuchar, se me grabaron algunas ideas clave, cuyos ecos al rumiarlas me han provocado reflexiones que, en forma de breves glosas, quiero compartir en este escrito.

 Las crisis, sus causas y consecuencias, estuvieron presentes en casi todas las charlas. No es una crisis más, de las que ocurren periódicamente, es sistémica y global. El neoliberalismo es la forma senil del capitalismo, pero, como nos advirtió Miren Etxezarreta, los viejos tendemos a durar mucho. Y en su senilidad produce millones de víctimas, mientras que una minoría se enriquece aceleradamente. Escuché cifras impresionantes: billones de dólares que se mueven diariamente en transacciones especulativas, sin pagar un sólo impuesto. Y, también al día, 40.000 personas que mueren de hambre.

 Y los gobiernos…obedecen a los nuevos centros poder: bancos, entidades aseguradoras, fondos privados de pensiones. Desregulan las finanzas, el sistema laboral; privatizan; desmantelan las conquistas sociales: sanidad, educación, pensiones, ayudas a la dependencia, de inserción, se reducen y se abren al mercado.

 Y los ciudadanos, ¿qué podemos hacer?. Individualmente, poco o casi nada. Uniéndonos, agrupándonos, podemos plantar cara, resistir. Para empezar, mentalizarnos. Reconocer que hemos sido cómplices, con nuestro individualismo desertor, aceptando que el dinero sea el indicador de la felicidad, cayendo en el consumismo, poniendo el tener por encima del ser. Y descubriendo que las medidas anticrisis que están aplicando sólo sirven para agravarla. No puedo solucionar mi problema, el de los míos, a costa de otros y sobre otros excluídos. 

 Analizar la situación con un mínimo de sensibilidad, produce indignación. Este sentimiento sirve de motivación para actuar. Pero ha de ir acompañado de la reflexión racional. No puede contagiarse del rencor, ni de la ira. Esteban Velázquez nos insistía en la tierna indignación. Una indignación, acompañada de ternura, es la única que puede servirnos para la lucha tenaz y persistente que  debemos acometer.

 Y, ¿como cristianos conscientes, qué podemos hacer?. Juan Torres, el economista andaluz, (ignoro si es creyente siquiera) nos lanzó un reto: visibilizar espacios de gratuidad, donde personas comprometidas anticipemos que otra sociedad es posible. ¿Nos atrevemos a hacerlo, sabiendo además que no es más que aplicar el Mensaje de Jesús?. Esto exige dos cosas: vivirlo, con unos compromiso éticos a cuya realización debemos tender y anunciarlo. Vida y palabra, indisolublemente unidas.

 ¿Cómo compartir?. Nuestros pequeños ahorros, ¿dónde están, buscando el máximo beneficio, despreocupados en qué están invertidos?.  ¿Los meto en una banca ética?. ¿Hago aportaciones, sin interés, a microcréditos, a favor de personas que los necesitan?.

 ¿Practicamos una austeridad compartida?. ¿Hacemos un boicot activo y lo publicitamos a productos elaborados por empresas en centros fabriles, por salarios de miseria, con esclavitud laboral?. (Inditex, El Cortes Inglés, Cortefiel, ha sido denunciados recientemente por vender productos elaborados en Asia por mujeres en jornadas de 72 horas semanales, dentro de la empresa, con descansos de 5 horas, a las que se facilita cada día unos pañales para que no tengan que ir al servicio). Para la alimentación, ¿elegimos la compra de productos frescos, de temporada, producidos cercanamente?.

 ¿Apostamos por el trasporte colectivo o el privado compartido?. ¿Renunciamos a la prisa como forma de vida y nos inclinamos por una lentitud eficaz que nos facilite la atención a los próximos, familia, amigos, vecinos..?. ¿Nos comprometemos a superar en nuestra vida y en la sociedad toda forma de patriarcalismo y a realizar la igualdad de hombres y mujeres como personas?.

 Hemos de incidir en la vida sociopolítica. Para empezar, ¿cómo podríamos dar nuestro voto o apoyar a políticos o partidos que no defiendan todos los Derechos Fundamentales de la persona o toleren la corrupción entre sus filas?. Pero eso sólo no basta. Hemos de conseguir una democracia cada día más participativa, con nuestras denuncia y nuestra militancia en alguna o algunas de sus vertientes.

 Este compromiso ético ha de extenderse lógicamente a la Iglesia de la que formamos parte, sin caer en la tentación de buscar  o propiciar iglesias paralelas. Cuando Víctor Codina contraponía la iglesia nazarena  a la davídica, la primera según el modelo del mesianismo de  Jesús, libre, abierta al Espíritu y respetuosa con los carismas y la segunda, medrosa, inspirada en el reino de David, con su poder, jerarquía y riquezas nos mostraba el camino de la necesaria conversión personal e institucional.

 Para evangelizar, hemos de empezar antes por dejarnos evangelizar. Por las otras sensibilidades eclesiales, por la misma jerarquía,  por las iglesias cristianas separadas de Roma, por las demás confesiones religiosas, por agnósticos o ateos. Sin renunciar a nuestra identidad pero admitiendo que el Reino es más que la Iglesia y que el Espíritu sopla donde quiere y que las experiencias espirituales se dan en todos los ámbitos. Y, sobre todo, dejar que nos evangelicen los pobres, los excluídos, cuyo dolor sube al corazón del Abbá de Jesús y que es una llamada a nuestra conversión.

 Este reto a otra vida, a otra sociedad, nos lanza a una empresa que seguramente nos llevará a la cruz y al fracaso. Más que sembradores, hemos de ser grano de trigo que ha de morir para dar fruto. Pan roto y compartido para que otros vivan. Pero contamos con la esperanza de ese Jesús cuya muerte en la Cruz, a través de la Resurrección, le llevó al triunfo definitivo. Somos, como dice Casaldáliga, los soldados fracasados de una empresa invencible.


Respuestas

  1. Me gusta mucho el resumen y el contenido del Encuentro. Es importante que vayamos mentalizándonos sobre la situación de total dependencia de los mercados financieros y del juego que hacen nuestros políticos, con el silencio consentidor de la jerarquía.
    El siguiente paso debe ser la denuncia profética, pues indudablemente, ese no es ni el mensaje de Jesús ni el plan de Dios.
    Paco.


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